Mi despacho está en mi salón
Mientras los más idealistas soñamos con trabajar en casa, a nuestro aire y a nuestro ritmo, los entendidos en economía declaran con frecuencia que la salida de la crisis está en los emprendedores y en las pequeñas empresas. Si trabajar en casa es una decisión meditada o una fórmula de subsistencia profesional, lo cierto es que no es tan fácil como parece. Por eso, emprendedores, auto empleados, autónomos y tele trabajadores, tenemos para vosotros algunos consejos.
¡Emprendedor trabajando!
No es necesario tener una formal oficina para trabajar a gusto. Pero, si lo haces en casa es importante que determines un área, por pequeña que sea, para ese fin, donde la comodidad y la concentración favorezcan tu labor diaria. Una esquina de tu salón separada del resto mediante una estantería o un biombo puede ser un rincón aislado de las distracciones visuales del resto de la estancia.
Decóralo a tu estilo. Con un color inspirador, un tablón de notas y una buena fuente de luz. Si eres de los que toma notas sin cesar, puedes utilizar pintura de pizarra en la pared que tengas más cerca. Intenta tener todo lo necesario a mano, así evitarás levantarte constantemente y, con ello, distraerte en asuntos del día a día como poner la lavadora o lavar una taza sucia en la cocina.
Una buena silla es muy importante. Si trabajas en casa, no lo hagas sentado en una de las sillas del comedor. Invierte lo que puedas en una silla de trabajo en la que estés cómodo y haga que tu cuerpo no se vea afectado por las largas jornadas ante un escritorio.
No olvides mimar tu vista. Procúrate, si es posible, un sitio donde puedas tener luz natural. Mirar de vez en cuando a un punto distante proporciona alivio a los ojos y a la mente. Un foco de luz artificial nunca está de más.
No te agobies pretendiendo tenerlo todo desde el primer día. Hazte con lo indispensable, comienza a trabajar y ya tendrás tiempo y más recursos luego, para ir haciendo de ese rinconcito el despacho de tus sueños.
Pon tú las reglas
Sí, sí. Ahora las reglas las pones tú, pero hay que ponerlas para que no te conviertas en esclavo de tu trabajo o, por el contrario, no seas capaz de cumplir con un horario laboral realmente productivo.
Horario, ni contigo ni sin ti. Que no te venzan las ganas de quedarte en la cama un rato más porque sabes que tu oficina está al otro lado de la pared. Ahora que tienes la oportunidad de ahorrar el tiempo que otros invierten en desplazarse hacia su lugar de trabajo, cumple con el que te marques a cabalidad. Generalmente, somos más productivos por las mañanas, cuando estamos frescos y bien descansados. El incremento o disminución de tu jornada de trabajo en casa tendrá el mismo impacto en la conciliación de tu vida personal y laboral o en tu productividad profesional.
Métete en el papel. No caigas en la tentación de sentarte en tu despacho con zapatillas y albornoz. Eres un profesional que trabaja en casa, toma una ducha, vístete de manera adecuada y ponte en marcha, siempre cabe la posibilidad de que tengas que hacer algún trámite fuera o debas recibir a un cliente en casa.
La agenda siempre al día. Imprescindible. Fíjate objetivos, determina fechas de ejecución, organiza tu jornada. No intentes hacer demasiadas cosas a la vez, acostúmbrate dar por cerrados, uno a uno, los asuntos pendientes. Las labores de casa no entran en esta programación.
No te enredes. A menos que tu trabajo dependa de ello, no dejes que las redes sociales te atrapen en horas de trabajo. Haz saber a familiares y amigos que, aunque en casa, estás trabajando, solo tú puedes hacer respetar tu nuevo estilo profesional.
La tecnología a tu servicio. Ponte en contacto con tus clientes a través de vídeo conferencias, optimiza y aprovecha el uso del correo electrónico para que muchas cosas queden por escrito y ayudar así a tu memoria a no almacenar tanta información. Graba mensajes de audio para no interrumpir tus labores cuando se te venga algo a la cabeza de repente. Optimiza tu tiempo. Puedes ser el mejor jefe que hayas tenido.
Descansa. Levántate unos minutos de cuando en cuando y descansa de la manera que prefieras ¡nadie te vigila! Sal al balcón, haz unos estiramientos, escucha detenidamente tu canción preferida y vuelve a la carga. No olvides tener una botella de agua a la mano en todo momento. Ningún extremo es saludable, no hagas de tu casa tu cárcel, al trabajar y vivir en el mismo lugar se corre el riesgo de convertirse en un adicto al trabajo ¡ten cuidado!
Trabajar en casa no es tarea sencilla, y creo no equivocarme al decir que no todos los perfiles personales y profesionales son capaces de conseguirlo. Hace falta disciplina, organización, ganas e ilusión. Si es tu caso, inténtalo, tienes mucho que ganar. Y si estos consejos te han resultado útiles o tienes alguno más, compártelo.
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